Del Estigia,
regresamos,
a la marcha,
y la hierba húmeda;
simulando ,
las gárgolas del mausoleo.
Aprendimos de la ciencia.
Aquella,
donde algunos
del negro rebaño,
oprimían
contra
las paredes,
cuyas leyes,
el olvido canceló.
El claro cielo
esconde cadenas
y huesos rotos;
la oscuridad,
los principios
del conocimiento.
¡Que largos cimientos,
contempla el mundo
en su apogeo!
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