Sigues allí,
ausente y desolada,
aún mas cerca
de cíclopes y pegasos;
cuyo celo,
ahoga en un grito furtivo
de quien...
se atreva a pintar tu cuerpo.
Thor,
majestad,
envuelve con tu fragor
aquella humilde cabaña;
donde una chiquilla,
poseída,
acariciando sus quince rosas,
-el oculto deseo de Pomona-
huye,
de este orate.
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